viernes, 15 de marzo de 2013

LA TRAGEDIA DE HEYSEL (1985)

Placa conmemorativa en el
 Estadio Rey Balduino, Bruselas.
El 29 de mayo de 1985 se produjo en el marco de la Final de la Copa de Europa de Fútbol una de las situaciones más infames de la historia del deporte mundial.

El viejo Heysel, hoy Estadio Rey Balduino, en Bruselas, era un estadio pequeño, coqueto y que había albergado grandes partidos internacionales y ese año 1985 albergaba la final de la Copa de Europa que enfrentaba a la Juventus de Turín y al Liverpool inglés.

Los aficionados de la Juve eran en su mayoría familias y personas pacíficas, por contra la afición del Liverpool en aquella época estaba formada por muchos hooligans, que se comportaban como auténticos bárbaros

Las gradas fueron una trampa mortal
para los aficionados que quedaron atrapados
Un error de previsión situó a las dos aficiones separadas sólo por una valla y sucedió lo inevitable, ya que su derribo y la imposibilidad de acceder al campo al estar también vallado produjo un aplastamiento que acabó con 39 muertos y 117 heridos, la mayoría de ellos italianos.

Por televisión el público asistía horrorizado a la salida de los cuerpos desde la grada, pero lo más sorprendente estaba por llegar, ya que la UEFA decidió que el partido se jugara con dos horas de retraso para evitar represalias por parte italiana. Hay que significar que en aquella época no había móviles ni Internet y la información en el propio estadio era muy confusa. Los propios jugadores tuvieron que salir al campo para pedir calma a sus aficionados.

En Anfield también se recuerda
a los amigos italianos fallecidos
En esta situación se disputó un partido que ganó la Juve por 1:0 tras un penalti injusto por falta fuera del area. El autor del gol, el francés Michel Platini, actual Presidente de la UEFA y uno de los mejores jugadores franceses de la historia, celebró el gol de forma bochornosa teniendo en cuenta las circunstancias acaecidas.

Las consecuencias de este incidente fueron la revisión de todas las medidas de seguridad en los estadios incluyendo la prohibición de consumo de alcohol, la expulsión por cinco años de todos los equipos ingleses de competiciones europeas, lo que supuso el éxodo de los mejores jugadores de la Premier, y también significó la vergüenza y el rechazo del mundo del fútbol ante un hecho que jamás debió suceder.





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