viernes, 26 de julio de 2013

LA INCREÍBLE HISTORIA DE BETTY ROBINSON

Final 100 m lisos femeninos Amsterdam 1928

De todas las aventuras olímpicas que han vivido los atletas durante todos estos años, pocas son tan impactantes como la experimentada por la velocista estadounidense Betty Robinson (Riverdale, 1911- Denver, 1999). Fue la primera campeona olímpica de los 100 metros lisos femeninos, es aún la más joven en haberlo conseguido, y su caso es uno de los más destacados en la historia de los Juegos.

Correr en la final de los 100 metros lisos en los Juegos Olímpicos de Ámsterdam 1928 supuso su cuarta carrera de competición; tenía tan solo 16 años. Su profesor del colegio la observó corriendo tras un tren y la motivó a esprintar mucho más allá. En su segunda carrera de competición, unos meses antes de los Juegos de Holanda, batió el récord del mundo con un tiempo no oficial.



Llegó a Ámsterdam tan inexperimentada como podría estarlo cualquiera, pero a veces esa ingenuidad puede funcionar a tu favor, y Robinson estaba lejos de sentirse intimidada por el evento. La final de seis mujeres se redujo a cuatro después de que varias salidas en falso descalificasen a dos competidoras. Cuando por fin comenzó la carrera, Robinson avanzó con paso seguro y constante antes de alzarse con la victoria con un tiempo récord de 12,2 segundos, acabando a más de 30 centímetros de distancia de las canadienses Bobbie Rosenfeld y Ethel Smith.

Tres años después, Robinson experimentaría algo aún más extraordinario. Mientras viajaba en un biplano pilotado por su primo, este se estrelló. Robinson fue dada por muerta cuando los rescatadores encontraron el cuerpo entre los restos. A ella y a su primo se les metió en el maletero de un coche y se les llevó a una funeraria; aunque, al llegar, se descubrió que todavía estaban vivos y Robinson permaneció en coma durante siete meses.


Elizabeth "Betty" Robinson (1911-1999)

Se le rompió una pierna, su brazo quedó aplastado y sufrió una severa contusión; no obstante, su determinación le hizo recuperarse y para 1936 estaba de vuelta en los Juegos Olímpicos de Berlín. Tan grave era su lesión de la pierna que fue incapaz de arrodillarse y no pudo competir en los 100 metros lisos. Sin embargo, sí fue capaz de correr en la de relevos y ayudó al cuarteto estadounidense a hacerse con el oro en el 4x100 con una impresionante actuación.




Traducción y elaboración: Luis Jiménez Serradilla
Lcdo. Traducción e Interpretación UAX Madrid








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